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LOS HIJOS Y LA RESISTENCIA A COMPRAR

Reflexionamos con los estudiantes del 704 la importancia de planear estrategias de mercadotecnia desde la perspectiva de un perfil del cliente (Leer: El Principio de Conveniencia del Cliente; Mkta Global/ITESO) 
y explicamos que la primera característica que llamamos “la resistencia a comprar”, a menudo se expresa como un comportamiento del consumidor que se origina por las decisiones que debe tomar en la búsqueda de su bienestar, pero que están determinadas por la cuantía de necesidades simultaneas, la compulsión de los deseos y un nivel de ingreso (salario, sueldo, renta, etc.) que impone una restricción presupuestaria, de manera que aquellos bienes que elije y compra serían los más convenientes y satisfactorios que hoy puede pagar.

La resistencia del consumidor se hace más evidente cuando decide ejercer su poder de compra aplazando la elección de bienes, en este sentido se restringe hoy, sacrifica consumo actual ahorrando una parte del ingreso a fin de mejorar su consumo futuro, aumentar su satisfacción y el bienestar, por ello la disyuntiva de distribuir el ingreso entre el consumo y el ahorro fomenta la resistencia a comprar.

La conformación de la familia y el ciclo vital también influyen en la resistencia a comprar porque esto ya implica la satisfacción y el bienestar de terceros, como la pareja y los hijos. Argumentábamos en clase que considerando que un individuo no tiene su vida resuelta y sólo por azar podría ser millonario, entonces el ingreso obtenido durante los años de su vida productiva tiene que ser suficiente para que pueda garantizar tanto el consumo actual como futuro, propio y de su familia, ello lo obligaba a esforzarse en ahorrar, limitando conscientemente su propensión a consumir. La siguiente liga es de un ensayo de la Revista Economía Mexicana –el cual conocimos hasta después de exponer nuestra argumentación- donde aporta a la reflexión que la evidencia empírica del periodo bajo estudio indica que las familias mexicanas de alguna manera ahorran, que las parejas sin hijos ahorran el doble y en determinada etapa del ciclo vital empiezan a gastar lo ahorrado, mientras que las familias con hijos ahorran poco pero toda la vida, aunque con el ciclo vital la prole se haya independizado, parece ser que el objetivo de maximizar la satisfacción y el bienestar se traduce en un compromiso por heredar los ingresos acumulados.


http://www.economiamexicana.cide.edu/num_anteriores/XI-2/02_ANDRES_MONTES.pdf
 
M.M. Perseo Rosales Reyes

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